Tu óvulo fertilizado se divide por primera vez tan sólo un día después de haber sido fecundado. La división continúa los siguientes días y se forma una bola, llamada blastocito, que en los primeros cuatro días puede llegar a tener más de 100 células.
A los cinco días, las células empiezan a separarse en dos grupos.
El grupo de células del aro exterior formará la placenta que acogerá a
tu bebé. Las células del aro interior se convertirán en el embrión en sí
mismo. Estas células interiores son las llamadas células madre, que tienen la extraordinaria capacidad de transformarse en más de 200 clases de células de cualquier parte del cuerpo (por eso son tan interesantes para investigar tratamientos de determinadas enfermedades).
A los siete días, el óvulo fertilizado desciende por las trompas de Falopio y llega hasta el útero, su refugio en los próximos nueve meses.
Hay mujeres que no perciben señales de
embarazo y sólo lo descubren por el retraso de la regla. Por otro lado,
las hay quienes pueden experimentar diferentes síntomas de embarazo:
- fatiga
- náuseas y vómitos (sobre todo al levantarte por la mañana)
- un aumento del volumen de los pechos
- más ganas de orinar (dado que el crecimiento del útero ejerce presión sobre la vejiga)
- presión en la pelvis y la cadera
- un sentido del olfato más desarrollado de lo habitual
- algún antojo
La acción de las hormonas también provocará inestabilidades en tu estado emocional. Puedes tener cambios de actitud, acumular nervios. Intenta ser positiva porque el embarazo es una etapa única de tu vida. Trata de olvidar miedos e inseguridades. Sin embargo, si ves algo fuera de lo normal, debes consultar a tu médico.