Tiene aproximadamente una semana, y aunque puede ser visto solo a través de un microscopio, ya tiene cerca de 150 células que conforman el blastocito.
Cuando está semana termine, el blastocito se adhiere al endometrio.
Este proceso se llama implantación. Cuando haya pasado cierta cantidad de
tiempo, esta implantación se convertirá en la placenta.
Los 23 cromosomas del óvulo ya se han unido a los 23 cromosomas del
espermatozoide. Con esta unión se decide el sexo del bebé, las
características mentales y físicas. Se presentan las vellosidades
coriónicas que van a ponerse en contacto con tus vasos sanguíneos. Con
esto el bebé obtendrá de tu sangre los nutrientes y oxígeno, además puede eliminar los productos que no le son necesarios. El líquido amniótico se comienza a juntar.
En la tercera semana de embarazo, puedes presentar alguno de los siguientes síntomas: dolor de senos, fatiga y náuseas, aumento de las ganas de orinar, mayor percepción de los olores, dolor de cabeza, etc.
Ahora más que nunca debes asegurarte de ingerir comidas sanas con suficientes hierro, calcio, proteínas y ácido fólico. Con estos elementos en tus comidas lograras:
- Aumentar el flujo sanguíneo del bebé y prevenir que tanto la madre como el niño padezcan anemia.
- El calcio ayuda a la madre a tener un bebé sano y con huesos y dientes fuertes.
- Las proteínas generan tejidos nuevos.
- El ácido fólico ayuda a prevenir la espina bífida.
Además, tomar ácido fólico antes del embarazo y durante los meses del embarazo reduce en un 40% el riesgo de que el bebé nazca con labio leporino.